Hay que creer en estos Warriors

SAN FRANCISCO- Del pasado no se vive, pero se puede volver a vivir de él. En ocasiones muy contadas y oportunidades que hay que aprovechar con tino y cierta perspectiva. Al fin y al cabo, la NBA no espera a nadie; y, si ya te ha permitido triunfar una vez, más vale aprovechar esa segunda opción que muchos jugadores, leyendas o no, se han quedado sin disfrutar. En ese plan están los Warriors, que lideran la Liga por primera vez y de forma incontestable desde 2019, la última vez que pasaron por lo más alto del Oeste, una Conferencia que acabaron liderando a final de temporada. Fue la última vez que una de las mayores dinastías de todos los tiempos llegaba a las Finales. Un año antes, cayó el último anillo. Y, tras todo eso, lesiones, ostracismo, una mudanza muy cara y nada de playoffs. Hasta, parece, ahora.

Los Warriors son líderes de la NBA (10-1, los primeros en llegar a los dos dígitos en victorias). Y no sólo eso, muchas más cosas: las sensaciones son las de 2015, ese equipo de las 65 victorias que iniciaba una dinastía que fue acompañada de una rivalidad, ambas históricas. Mezclan la veteranía de jugadores que están en el prime y no con años de más, junto a jugadores que van de la burgesía de la Liga a la clase más baja. Jóvenes y hombres con experiencia que se unen bajo la batuta de Steve Kerr, ese ser celestial que añadió a sus cinco anillos como jugador, otros tres como entrenador. Y que empezó cuestionado tras un despido que no gustó a la afición (el de Mark Jackson) y acabó elevado a lo más alto de una NBA que conoce como nadie y en la que ha hecho gala de una de las mayores virtudes jamás vista: la de estar en el sitio y lugar adecuados.

El técnico, con un discurso magnético, ha estado presente incluso en esas ausencias marcadas por sus constantes dolores de espalda y ha conseguido superar la marcha de Kevin Durant y gastar dos años en reconstruir la química de un equipo que en pista ha vuelto a formar Bob Myers, la mente pensante de una franquicia poliédrica en la que la concordia y el trabajo colectivo se establece con personalismo y verticalidad, pero con una sensación de unidad mayor que en otros lugares de diferentes (que no necesariamente peores) culturas. Y así, se ha conseguido que Curry regrese de una temporada de cinco partidos a ser la referencia de la NBA, que Draymond Green actúe como formador y esté en sintonía con sus compañeros, superando sus consabidos problemas con un Durant que brilla por su ausencia; que Klay Thompson tenga un plan de recuperación que está cercano a su ansiado retorno. Y con Iguodala de vuelta, Payton, Poole, Wiseman, Wiggins, Looney… En definitiva: un gran equpo.