Fue una de las escenas más emotivas que se pueden vivir en una pista de tenis. Ver a toda una pista entregada el día del adiós de Víctor Estrella Burgos en su República Dominicana natal, fue sin duda una de las estampas que deja este 2019.
A sus 39 años, ‘Viti’ decidió colgar la raqueta en el ATP Challenger Tour de Santo Domingo. Lo hizo en casa, delante de su gente, consagrado ya como un ídolo, un referente y un modelo a seguir en un deporte que hasta entonces no había tenido tradición en su país.
Unos días después de aquel emocional momento, el dominicano campeón de tres coronas ATP Tour atiende la llamada de ATPTour.com para repasar una de las carreras más exitosas de la historia del tenis caribeño.
No es muy alto, es de un país muy pequeño y, a pesar de todo, a la edad de 34 años llegó su mejor momento. No es habitual. ¿Cómo explica su superación para llegar hasta donde lo ha hecho?
Ser el segundo más chiquito [de menor estatura] de la ATP, ser de un país que no tiene tradición de tenis, sino que mayormente sigue el béisbol, y superar todas las adversidades es doblemente satisfactorio. Tuvo que superar adversidades económicas, no tener entrenador, no tener tradición de tenis… y eso me da una alegría mayor. Todo el éxito que tuve en el Tour lo pude aceptar y entender con humildad, sabiendo todo lo que me costó, cuál fue el camino que tuve que recorrer y, sin duda, eso me llena de alegría. Es algo muy especial para mí lograr todo lo que hice con la estatura, edad y tradición de tenis en contra. Rompí todas las barreras y estar entre los 40 mejores del mundo fue algo muy especial.
¿Cuáles son sus recuerdos más especiales a lo largo de su carrera?
El primer título de Quito fue muy importante para mí. Tanto el primer torneo que gané como el tercero fueron algo inolvidable. En el último trofeo en Quito gané a Ivo Karlovic en segunda ronda cuando estaba match point en contra con su saque, después de eso logré ganar el torneo.
También tuvo la posibilidad de ganar en casa, en el Challenger de Santo Domingo.
En 2017. Fue algo increíble en el punto de partido, cuando gané la final a [Damir] Dzumhur. Cuando vi que la pelota se iba fuera, fue increíble. Me desplomé de la alegría y ganar en casa siempre es especial, aún más cuando un torneo se hace para que intente ganar un jugador local.