AUSTIN. Fue un duelo de pistoleros en la distancia. Más bien, un dos contra uno. O mejor, un equipo volcado frente a un campeón solo que resistió contra todo pronóstico, pero sin esperanza. Verstappen rechazó pelear en la pista contra Hamilton después de perder la posición en la salida y optó por una estrategia coral y agresiva, apoyado en sus ingenieros y su compañero, para desmontar el plan de Mercedes por todas las vías posibles y batir al inglés por la calle de boxes. Paró antes, dos veces, y funcionó. Para cuando Lewis le alcanzó a tres vueltas para el final, la diferencia de neumáticos había desaparecido. Verstappen no sudó y ganó un GP de Estados Unidos que se recordará por el ambiente (400.000 espectadores durante el fin de semana) y que le hace más líder. Pérez, héroe latino local, completó el podio.
Sir Lewis arrancó mejor que Max y le pasó por el interior en la primera frenada. Se emparejaron y el neerlandés debió recurrir al exterior de la pista, casi pierde la posición con Checo. Pero el Mercedes, aun delante, no se escapó de las garras de Verstappen. Se persiguieron uno y otro durante el primer ‘stint’ hasta que Red Bull adelantó el primer cambio de ruedas de su piloto en la vuelta 11. Pidió también que no se retrasara la parada de Pérez («Forzad a Hamilton para que no vaya largo con Checo») para estorbar al inglés, que efectuó su ‘pit-stop’ en la vuelta 14 y salió unos cuantos segundos por detrás del RB16B.
El segundo ‘stint’ fue táctico. Verstappen tiró y tiró para regresar al garaje en el momento más lógico, vuelta 30, y entonces Hamilton se puso a tirar a la desesperada. “Estás luchando por la victoria”, le dijo Toto Wolff por la radio. «Déjamelo a mí, ‘bro», espetó el campeón a su jefe. Estaba solo. Paró siete vueltas más tarde y se dispuso a eliminar el hueco con Max, de unos ocho segundos, con 19 vueltas por delante. Recortó casi todo, pero no lo suficiente, y acabó a 1.3 del reforzado líder del Mundial: llegó con seis puntos de ventaja y ahora tiene doce. Pérez fue tercero.
El cuarto plácido de Leclerc, positivo para Ferrari, no se parece en nada al séptimo sufrido de Sainz. El madrileño trabajó toda la carrera después de perder la posición en la salida con Ricciardo. Protagonizó una espectacular lucha al inicio frente a los dos McLaren que dio alas al australiano, pero eso le obligó a correr a la contra. Con mejor ritmo, un desastroso segundo ‘pit-stop’ de 5.6 segundos condenó a Carlos, que lo intentó y lo intentó, pero no pudo pasar al coche naranja y acabó defendiéndose sin éxito Bottas. Nunca debió verse en esa situación.