El Tour de Francia es como una buena novela o una intrigante serie, se construye capítulo a capítulo, episodio a episodio, que pueden leerse o verse por separado, porque cada uno cuenta una historia, pero la resolución final no se entiende sin la suma de todos ellos. Normalmente París es un epílogo, un resumen con moraleja, pero este relato de 2021 también quiso dejar cierto suspense para el final, para ese esprint donde Mark Cavendish tenía la oportunidad de desempatar con Eddy Merckx la plusmarca de 34 victorias de etapa que ambos comparten en la actualidad.
Cavendish sí subió al podio para exhibir el verde, el único maillot que Tadej Pogacar no devoró. El esloveno se vistió el blanco de mejor joven, el de lunares de mejor escalador y el amarillo de monarca absoluto, a lo que sumó tres etapas. La cosecha es idéntica a la del año pasado, pero el desarrollo de la novela fue muy diferente a entonces. En 2020 remontó inesperadamente a su compatriota Primoz Roglic en la cronoescalada del penúltimo día. Sólo vistió la prenda durante dos jornadas. En este 2021 alcanzó el liderato en la primera cita de gran montaña, con un zarpazo tremendo en los Alpes, y ha lucido la túnica durante 14 días consecutivos. Demoledor.
A sus 22 años, que serán 23 en septiembre, su progresión es estratosférica… Y voraz. Porque Pogacar no se conforma sólo con ganar la general. Le gusta divertirse, acumular victorias y maillots, e incluso enseñar galones para impartir justicia en el pelotón, como el día que abroncó a Michal Kwiatkowski, todo un campeón del mundo, por intentar una fuga justo después de una montonera.
Pogacar emergió en 2018 con el Tour del Porvenir. Un año después debutó en la Vuelta a España, su primera grande, con tres etapas y el tercer escalón del podio. En 2020 y en 2021 ha ganado el Tour de Francia, esta última vez con otros grandes triunfos cazados por el camino, como la Lieja-Bastoña-Lieja y la Tirreno-Adriático. El esloveno crece y crece. Siempre va a más. Y ahora el enigma es saber dónde está su límite. ¿Al ciclismo le espera una larga ‘era Pogacar’?
Con el regusto de su exhibición todavía en el paladar, la tentación es responder afirmativamente a esa pregunta, pero antes de hacerlo conviene rebobinar a los primeros capítulos de la serie. Este Tour 2021 se presentaba como un duelo entre Pogacar y Primoz Roglic, con el arbitraje decisivo del poderoso Ineos, que alineaba en la salida hasta cuatro posibles líderes: Richard Carapaz, Geraint Thomas, Richie Porte y Tao Geoghehan Hart. Aquella caídas iniciales cambiaron por completo el argumento. Una vez hecho el recuento de heridos, sólo Carapaz se quedó en situación de retar al campeón. Y bien que lo hizo, pero sus insistentes ataques hicieron poco daño.
El único que logró mostrar alguna fisura del esloveno fue Jonas Vingegaard en el Mont Ventoux, un danés que heredó la jefatura de Roglic y que ha demostrado que tiene una gran vuelta, o varias, en las piernas. A sus 25 años, ha sido el gran descubrimiento de la carrera. Con la preparación y la mentalidad suficientes, habrá que ver si esos 5:20 minutos que ahora le han separado de Pogacar son su desventaja real.
Pero esa será otra historia. La actual llega a su final. En esa nueva novela, cargada igualmente de vibrantes capítulos, quizá también haya protagonistas españoles. En la del Tour 2021 han asomado poco. Enric Mas acabó sexto, un puesto por debajo del año pasado. Pello Bilbao, noveno. Y no hubo ninguna victoria de etapa, por tercera edición consecutiva. Interminable sequía. El libro no da para más.