LOS ANGELES- No es que todo sea un remanso de paz, está muy lejos de ser una situación parecida a ésa, pero los Lakers han conseguido que una simple victoria en casa un domingo por la noche, enfundados en su clásica indumentaria blanca, sirva para rebajar el nivel de tensión. En varios frentes. El principal, con los aficionados que han tenido que sufrir ya varios golpes fuertes en lo que va de campaña, con una derrota ante los Kings a los que ni en tres prórrogas se les pudo ganar. También en lo relativo a la seguridad laboral de su entrenador, Frank Vogel, al que cualquier otro batacazo se puede llevar definitivamente por delante. Y, en el caso concreto de enfrentarse a los Pistons, yendo unos días atrás en el tiempo y comprobando que el enorme pique entre Isaiah Stewart y LeBron James, provocado por un manotazo del segundo y una reacción furibunda del primero, es agua pasada. Con todo ello los angelinos se fueron a dormir a pierna suelta después de la tensión que esta cita les había generado. Era ganar o ganar y hacerlo sin sobresaltos.
A pesar de que el marcador se cerrara con el apretado 110-106, no hubo en ningún momento del último cuarto un punto en el que los Lakers vieran amenazada la posibilidad de vencer.
Fue más el recuerdo de Stewart yendo a por James en el partido de Detroit como un toro bravo tras la agresión que lo que ocurrió anoche. No hubo roce alguno entre los dos. Fruto de la expectación, nada que ver. De hecho, el triple más difícil que anotó LeBron, jugando con el equilibrio para coger el balón en la esquina y para no salirse por la banda, fue punteado por el joven pívot de los Pistons pero quitando la mano rápido para no concederle el adicional. Ni en ésas querían encontrarse. Era una jornada para cambiar y los Lakers pegaron el estirón en el marcador en el tercer periodo, el que se les suele dar tan mal que les colocó en su día como el peor cuarto de toda la Liga. Cierre plácido para rebajar el nivel de tensión que se proponía en una noche que, tras el resultado, cambia ligeramente la tendencia de los de Los Ángeles para encarar una nueva semana.
James fue el mejor de la noche con sus 33 puntos. Westbrook (25) y Davis (24) le apoyaron con acierto, ya que los tres superaron el 50% en tiros. El trío estrella de los Lakers dio un paso adelante y con ello vuelven a equilibrar el balance en la clasificación: 11-11.
Tras la primera mitad igualada se llegó a una segunda que ya no lo fue tanto. En esos momentos en los que llegó el mencionado triple de LeBron se dio la racha, también con un buen balón colgado a Davis o un triple de Westbrook, en la que a los Lakers les dio para escaparse por casi veinte puntos. Los esfuerzos de Cunningham, bien en esa franja, y un par de tiros aislados de Lyles y Grant sirvieron para bajar un poco la distancia al comenzar el cuarto decisivo, pero poco más. En el día en el que recuperaban otro efectivo, Reaves, los locales aguantaron perfectamente el momento de luchar o morir de los Pistons y sostuvieron hasta que Horton-Tucker aseguró de manera definitiva la victoria con un tiro libre en el último segundo.