La nueva era del atletismo

“Es la nueva era del atletismo, no puedo ser más optimista. El deporte ha dado un paso al frente”. Así de contundente es Sebastian Coe, el presidente de World Athletics, tras la competición de atletismo en los Juegos de Tokio 2020. En el National Stadium se han vivido tres récords mundiales. El de Yulimar Rojas en triple (15,67), y el de Sydney McLaughlin (51.46), estos dos últimos en 400 vallas. Además, se han visto un aluvión de marcas personales y el despertar definitivo de nuevos talentos como Jakob Ingebrigtsen (1.500), Armand Duplantis (pértiga), Athing Mu (800)…

Cuándo hay registros y resultados excepcionales, siempre se tiende a buscar una explicación. Y en el atletismo actual hay un tema candente: las nuevas zapatillas. “Ninguna marca hace un calzado para correr más lento”, bromea Coe y ya va en serio: “Tenemos por primera vez un sistema en el que la evaluación es posible. Hay que encontrar un equilibrio sensible, entre las innovaciones y que no se cambie completamente la naturaleza del deporte. Porque cada vez más compañías deportivas están invirtiendo en deporte, no sólo diseñando zapatillas que mejoran las marcas, sino que hacen modelos que evitan que haya menos lesiones. Y cada vez tenemos un abanico mayor de zapatillas, de varias marcas. McLaughlin lleva New Balance, Lyles va con Adidas, Dalilah Muhammad con Nike, Warholm con Puma“.

Una pista muy rápida

Raúl Chapado, presidente de la Federación Española, e implicado en la comisión sobre nuevas tecnologías de World Athletics, menciona otro factor: “Todos los deportes tienen su evolución, pero deben estar en consonancia con una mejora justa. Y las pistas también evolucionan, se habla de un 1% o 2% de mejora de esta pista de Tokio sobre las marcas”. Chapado lo comenta en base a lo que dijo Andrea Vallauri, diseñador de la pista de sintético de material Mondo de Tokio: “En la capa baja de la pista hay un diseño hexagonal. No sólo absorbe el impacto, sino que genera retorno de energía”. “Es una locura”, dijo Warholm sobre el lugar donde hizo su récord.

También hay lugar para un tema controvertido en Tokio 2020, porque las atletas DSD (desarrollo sexual diferente) no pueden competir en distancias de 400 a 1.500 si tienen más de 10 nanomoles de testosterona en sangre, salvo que se mediquen. Es el caso de Caster Semenya, que no pudo defender su oro de 800. Sin embargo, corrió en 200, Christine Mboma, una prodigiosa namibia de 18 años. Fue plata. “Voy a ser muy claro, nosotros seguimos la ciencia y lo que nos dice. La normativa dice que las atletas DSD pueden tener ventaja entre 400 y la milla. Pero eso no quiere decir que las atletas deban ser excluidas para el deporte. Tienen la opción de tomar las regulaciones para competir o cambiarse hacia los 200 o los 5.000. Hay ejemplos, y una regulación sobre la mesa”, sentenciaba Coe, que pasó varias veces por los tribunales por el asunto Semenya.

Los Juegos de Tokio vieron gestas de héroes clásicos como Eliud Kipchoge, oro en maratón, o Siffan Hasan, dos oros (5.000 y 10.000) y un bronce (1.500). Y también ha dejado un récord de medallas en una mujer, con Allyson Felix, bronce en 400 a los 35 años y oro en 4×400. Llegó así a los 11 podios olímpicos, superando los nueve de Merlene Ottey y batió también a Carl Lewis (10). “Fue maravilloso verlas”, dijo. En el relevo largo, Felix, pasado y presente… compartió equipo con Sydney McLaughlin, una de esas estrellas del futuro, que viene con zapatillas mágicas, pistas voladoras… y mucho talento.