Buenos Aires, Argentina.- Diego Schwartzman cerrará su carrera en el tenis profesional tras competir esta semana en el Argentina Open de su Buenos Aires natal.
El argentino completó una notable trayectoria deportiva, convirtiéndose en uno de los 12 jugadores de su país capaz de irrumpir en el Top 10 del PIF ATP Rankings, compitiendo en las Nitto ATP Finals y batallando cara a cara con algunos de los mejores tenistas de la historia.
Antes de despedirse sobre la pista, Schwartzman escribió una carta a aficionados, describiendo en primera persona los motivos de su retiro, las lecciones aprendidas en el camino y mucho más.
El mes pasado estaba en Uruguay disfrutando de unas vacaciones junto a mi familia cuando se me acercó un chico francés de 22 o 23 años. Me dijo lo siguiente: “¡Me acuerdo cuando estabas jugando con Rafa en Roland Garros y comenzó a llover!”.
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Eran los cuartos de final de 2018, iba a ganando a Rafa con set y quiebre arriba cuando la lluvia nos obligó a parar hasta el día siguiente. Rafa terminó ganando el partido y el torneo. Perdí siete veces en la segunda semana de un Grand Slam contra Rafa o Nole. Estaba jugando a gran nivel. Si no hubiera tenido a uno de esos tipos en el camino, creo que podría haber llegado incluso más lejos en estos torneos.
Pero siento un gran orgullo por no haberme rendido nunca antes estas leyendas sin luchar, eso es algo que se van a acordar los fans.
No juego torneos desde el US Open del año pasado y he podido hacer cosas como practicar snowboard con la familia o un poco de pádel. De vez en cuando algún fanático me dice cosas lindas, me da un abrazo y cosas así. Eso es muy especial.
Esta semana me retiraré tras el Argentina Open de Buenos Aires. Aunque me he sentido algo triste últimamente viendo tenis sabiendo que este momento llegaría, todo es positivo. Tengo grandes recuerdos y muchos momentos que celebrar. Tuve la oportunidad de cumplir muchos sueños y conseguir muchas más cosas de las que la gente creía posible.
Puede que tenga un cuerpo pequeño, pero di batalla a los mejores jugadores de la historia.
El principio del final de mi carrera tuvo lugar en Hamburgo 2022.
Perdí en la primera ronda un partido muy disputado, pero algo no estaba bien. Mi cuerpo no respondió a las preguntas ese día. Sentía emociones extrañas durante el partido. Mis manos estaban temblando y tuve calambres.
Pensé que podía ser algo de cansancio y que se solucionaría con descanso. Apenas dos minutos después de salir de la cancha, me senté con mi entrenador Juan Ignacio Chela. Me hizo varias preguntas sobre mi cuerpo, sobre mis sensaciones en cancha y sobre el partido. Las sensaciones eran simplemente distintas.
A veces, eso le pasa a los tenistas. Durante algunas semanas algo no funciona en tu tenis y en tu cabeza. Te vas a casa, descansas, te recuperas y eso ayuda. Pero, en este caso, sentía algo distinto. Ya no era el mismo.
Al final de 2022 pensé que las cosas estaban mejorando. Hice una buena pretemporada y me sentía bien de cara al año siguiente.
Sin embargo, al final de la gira de polvo de ladrillo, sabía que el final llegaría tarde o temprano. Tras ir a Australia y competir en Sudamérica, solamente había ganado un partido. La sensación que tuve en Hamburgo había regresado. Me acalambraba, mi cuerpo no colaboraba. Era incapaz de responder. Estaba sufriendo y ya no disfrutaba del proceso.
Para competir al máximo nivel necesitas entrenar y hacer todo con cierto orden, así que era complicado. Cambié de preparador físico y de entrenadores. Quizá era el momento de modificar algo, escuchar voces diferentes y valorar nuevas maneras de trabajar. Pero no fue la decisión correcta.
Se trataba de mí. De nadie más.
Lo que hice durante muchos años me ayudó a conseguir muchas cosas en nuestro deporte. En el US Open 2017, fui preclasificado en un Grand Slam por primera vez y alcancé los cuartos de final. Si miro para atrás, tuve una gran oportunidad de llegar a semifinales ante Pablo Carreño Busta.
En ese momento, llevé mi carrera a un nuevo nivel. Después de ese instante, comprendí cómo iba a sentirse mi cuerpo tras cinco sets. Supe lo que era estar en la segunda semana de un Grand Slam.
El año siguiente llegué por primera vez al Top 20. En 2020, alcancé las semifinales de Roland Garros, firmé la mejor posición de mi carrera como No. 8 del PIF ATP Rankings y competí en las Nitto ATP Finals. En marzo del año siguiente gané mi cuarto y último título ATP Tour en Buenos Aires. Fue un momento mágico para un chico de Argentina.
Durante todo ese tiempo aprendí que tener éxito conlleva mucho trabajo. Hay muchos detalles importantes: nutrición, mentalidad, tener a las personas correctas alrededor y tener confianza en tus habilidades y preparación. Lo di todo.
Mi tenis iba más allá de las derechas y los reveses. A veces entraba a la cancha pensando en cómo quebrar a mi rival. Es irónico que, al final, el tenis me ha roto a mí y me ha escrito el final.
Pero lo acepto. Soy feliz. Si le hubieras dicho al Diego de cuando era chico lo que conseguí, mi respuesta hubiera sido simple: ‘Es imposible’.
Mis primeros pasos no fueron sencillos en lo económico para mi familia. Viajaba junto a mi mamá y nunca teníamos una tele en el hotel. En casi todos los torneos compartíamos una cama. Una vez nos quedamos en una habitación por dos pesos la noche.
Buscábamos la manera de ganar dinero que me permitiera viajar. Llegamos a vender pulseras de goma para pagar esos viajes. Cuando llegaba a los torneos intentaba venderlas. Otros chicos nos ayudaban y les dábamos parte de las ganancias.
¿Cómo conseguí llegar tan lejos? No tengo ni idea.
Sabía que era un buen jugador, lo sigo notando al entrenar. Sigo siendo bueno. Tuve cuatro o cinco años al máximo nivel pero, si soy sincero, no sabía que fuese a llegar tan alto.
Mucha gente hablaba sobre mi estatura: 170 centímetros. No me gustaba durante mi carrera, porque cuando hacía grandes torneos todos me preguntaban cómo lo había hecho y cómo iba a ganar el siguiente partido.
Todas las preguntas giraban en torno a mi peso, mi estatura y detalles sobre un cuerpo pequeño. Nadie está en la cima sin una gran estatura, es verdad. Apenas hay jugadores en el Top 100 con mi estatura. No voy a mentir, era complicado.
Tuve que trabajar muy duro fuera de la cancha para que mis rivales no sintieran que yo tenía menos fuerza, que mis movimientos estaban limitados,… Sin lugar a dudas, la estatura es muy importante para jugar al tenis. Pero más del 50% de los partidos que ganes se basan en lo que hagas fuera de la cancha.
Me encanta cuando la gente me dice: “Eras un luchador, pero también eras un gran jugador de tenis”. Simplemente luchando no vas a llegar a la cima del deporte. Necesitas jugar bien al tenis. Tenes que tener una buena derecha, un buen saque, moverte bien. Si solamente luchas no vas a llegar arriba.
Estuve ahí porque era bueno en este deporte. Nadie me ha regalado nada, me lo gané.
Cuando era chico no esperaba conseguir todo esto. Sin embargo, me gané mi lugar a lo largo de mi carrera.