En el corazón del disputado Sáhara Occidental, la antigua ciudad militar de Dajla se ha convertido en la capital mundial del kitesurfing desde que los aficionados descubrieron que los vientos de las costas del desierto eran perfectos para su deporte.
Bandas de surferos de kite de todo el mundo navegan diariamente por la laguna que flanquea Dajla, la antigua Villa Cisneros, situada en el Sáhara Occidental administrado por Marruecos.
“Aquí no hay más que sol, viento y olas. Hemos convertido los elementos adversos en una ventaja: es el principal principio del kitesurfing,” dice Rachid Roussafi.
Tras una carrera internacional en el surfeo y el kitesurfeo -también conocido como kiteboarding, o flysurfing-, Roussafi fundó el primer centro turístico en la laguna a principios de la década del 2000.
“Entonces, solo había un vuelo semanal a Dajla,” dice este marroquí de 49 años. Ahora hay 25 a la semana, incluso vuelos directos a Europa.
“Dajla se ha convertido en el destino mundial del kitesurfing”, dice Mohamed Cherif, un político regional. El número de turistas ha pasado de 25.000 en 2010 a 100.000 en la actualidad, dice, antes de agregar que esperan alcanzar los 200.000 visitantes anuales.
Esta antigua guarnición española en la costa atlántica, jalonada por edificios militares, ha crecido exponencialmente gracias al flujo de visitantes que se suma a los ingresos por la pesca y el comercio.
El kitesurfing – que necesita de una plancha, un arnés y un kite o cometa – atrae a visitantes pudientes de todas las nacionalidades.
Peyo Camillade viene de Francia a “prolongar el verano”. Una semana de vacaciones cuesta en torno a los 1.500 euros (unos 1.660 dólares)
Fuente:infobae