El inicio de la 18ª etapa trajo un susto para uno de los que optan al podio, Carlos Rodríguez. El español se fue al suelo en una caída múltiple donde Vine, ganador de dos etapas y portador del maillot de la Montaña, se vio obligado a abandonar. Aquel accidente aleja a la joven perla española, que está demostrando en esta carrera su madera de líder.
La fuga fue más numerosa que nunca. La formaron: Carapaz, Tao, Pinot, Molard, Soler, Oliveira, Mäder, Zambanini, Sütterlin, Bakelants, Carthy, Paud, Ghebremehdin, Van den Berg, Shaw, Higuita, Fabbro, Van Poppel, Oomen, Gesink, Teunissen, Oliveira, Verona, Gesbert, Owsian, McLay, Russo, Craddock, Manuel Díaz, Navarro, Bol, Meurisse, Nibali, Goldstein, Villella, García Pierna, Masnada, Peters, Prodhomme, Martín, Iturria y Cataldo.
Pero el que atacó de verdad fue Almeida, compañero de Ayuso con opciones aún de ponerlo todo ‘patas arriba’. Gesbert se fue de Gesink, Carapaz, Higuita, Carthy y Pinot -que formaron una fuga de la fuga- para buscar el triunfo. Detrás, Carlos sufría por las heridas y Movistar tiraba para intentar endurecer la segunda y última ascensión por Alto de Piornal.
Carrusel de ataques
Epaña.- Fue a 9 kilómetros de meta cuando atacó Mas. Evenepoel se pegó a su rueda con facilidad. El gesto duró 200 metros. Mientras todos los favoritos se miraban, el líder atacó cuando quedaban menos de 8 km. El puerto le venía como anillo al dedo. Por suerte para Mas, Verona le salvó la papeleta cerrando el hueco.
En la última recta entraron Mas, Evenepoel y Gesink -que viajaba escapado- juntos. Pero fue el líder quien dio un golpe sobre la mesa llevándose el triunfo, las bonificaciones (6” en total) y demostrando quién es el dueño de esta Vuelta.