BILBAO. Primoz Roglic, el patrón de la Vuelta a España, da igual si viste de rojo o no, conquistó una bonita victoria este miércoles en duelo directo con Enric Mas, un mano a mano entre los dos hombres más fuertes de la carrera, en un final siempre emocionante que comienza a tomar tintes de clásico: Valdepeñas de Jaén, la cuesta del Chaparral, un muro de Huy a la andaluza, rodeado de casas encaladas y de olivos.
Valdepeñas de Jaén es, seguramente, el final de etapa que mejor describe uno de los rasgos principales de la personalidad de La Vuelta, si acaso junto al Mirador de Ézaro. Una cuesta corta, de apenas un kilómetro, y explosiva, con esa rampa del 23% en la calle Farjas, que promueve el espectáculo en un bello entorno, en un pueblo blanco, típico de Andalucía, rodeado de los olivos de la Sierra Sur, con la Pandera como testigo al fondo, otro escenario de batallas ciclistas. La subida al Chaparral, que así se llama, no es un gran puerto para abrir diferencias, sino un muro ‘made in Vuelta’, que no compromete la clasificación general, pero te pega al televisor sin respiración. Pura adrenalina.
El muro sólo tenía antecedentes de vencedores españoles: Igor Antón, en 2010; Purito Rodríguez, en 2011; y Dani Moreno, en 2013, tres corredores explosivos que lograron domar la subida. El año 2017 también se ascendió dos veces, pero como paso previo a la Pandera. Enric Mas peleó por prolongar la racha rojigualda, pero topó con uno de los grandes del momento, Roglic, que para mayor lamento del balear se adapta perfectamente a este tipo de subidas. Mas, según confesó luego, había estudiado con detalle la victoria de Purito en vídeo: el punto de arrancada, la distancia hasta la meta… Lo que quizá no sabía Enric es que la parte final no era la misma, que este muro mantiene originalmente los primeros dos tercios entre viviendas, pero ha cambiado varias veces la meta de ubicación final. Al mallorquín se le hizo larga esa última rampa, porque efectivamente era algo más larga que entonces.
Roglic, que el día anterior cedió el maillot a Odd Chistian Eiking, no quiso regalar nada en esta ocasión. El Jumbo mantuvo a raya a los escapados del día, y eso que el recorrido serrano no facilitaba la caza. De allí partió en los últimos kilómetros Magnus Cort Nielsen, un buen finalizador, que comenzó en cabeza la ascensión valdepeñera. Por momentos sobrevolaron por La Vuelta las imágenes de su victoria en la Montaña de Cullera, cuando pudo rematar la fuga con el aliento del esloveno en la nuca, pero esta vez no hubo ninguna concesión. Ni Roglic ni Mas estaban dispuestos a ceder la gloria y dominaron la subida en dos empellones, en un tanteo tan ajustado que incluso se tocaron en un estrechamiento. Gajes del oficio.
Este tipo de repechos no deciden La Vuelta, pero animan la competición y, sobre todo, no hacen caer la carrera en el sopor de las llegadas masivas. La general cambió poco, pero algo sí cambió. Roglic recortó 21 segundos y ya se encuentra a 1:56 de Eiking, que disfrutó de lo lindo con su condición de maillot rojo, que defendió con honor con la décima plaza. El esloveno también aumentó en 7 segundos su ventaja sobre Enric Mas, que se perfila como el gran rival, sin perder de vista a Superman López y Jack Haig, los siguientes aspirantes, que les secundaron en la meta por ese mismo orden. Una descripción exacta de los poderes de esta Vuelta.